La historia más triste de hoy, se llama Totonicapán. Parte I
La historia más triste de hoy, se llama Totonicapán, fueron las primeras palabras de los integrantes de la Comisión de Descentralización y Desarrollo 2025-2026, presidida por el diputado Mynor Alfonso De la Rosa Palacios, ayer —10 de junio— cuestionaron muy contundentemente y con números fríos, a la gobernadora de Totonicapán —Sra. Delfina García—, sobre la ejecución presupuestaria del año 2025.
Definitivamente, vale la pena y debe ser de interés municipal —obligatorio, diría yo, del municipio de Totonicapán, territorio de los 48 Cantones— lo escuchado ayer, en dicha reunión. También es importante mencionar en este espacio, al diputado Alberto Eduardo De León Benítez por pertenecer al distrito de Totonicapán, quién se veía impávido y desconcertado ante la ráfaga —perdón por esta palabra, pero, me acordé del incidente en la frontera México y Guatemala— de preguntas hechas por el diputado De la Rosa Palacios. De nuevo, con la intervención de este diputado —De la Rosa Palacios—, vimos la enorme molestia de los politiqueros que no pudieron llevar a cabo el golpe de Estado contra el presidente electo en 2023. Las palabras y el tono de voz, lo dicen todo: “Porque para movilizar, ahí sí son utilizados nuestros paisanos”.
Sr. Diputado, en primer lugar, los pueblos originarios e indígenas no son propiedad de nadie y luego, en la movilización de los 106 días, jamás nos consideramos utilizados, simple y sencillamente porque tenemos derecho a nuestra autodeterminación y a la libre gestión y defensa de nuestras tierras, territorios y recursos, de esto, tiene pleno reconocimiento y está plasmado en los derechos internacionales como la Declaración de las Naciones Unidas, sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, es obvio su molestia y frustración, porque, los pueblos indígenas y población urbana y otros sectores importantes impidieron que, entre otros, su partido —VAMOS y su presidenciable Sr. Conde Orellana— dieran el golpe de Estado; Sr. Diputado, ¿hasta cuándo la clase política corrupta, respetará la soberana voluntad del pueblo?
Pasando al asunto medular de la Comisión de Descentralización y desarrollo 2024-2025, es decir, la molestia por la baja ejecución presupuestaria, pues sí, tienen razón, la ejecución presupuestaria del año que corre —2025— es baja o mejor dicho es CERO, pero, perdonen ustedes, ¿ya indagaron quién ejecuta las obras?, digo, porque, hasta donde tengo conocimiento, los CODEDES, casi no ejecutan obras, en este sentido, son las municipalidades las que por ley, deben ejecutar las obras que son solicitadas por los COCODES y en el caso específico del municipio de Totonicapán —creo que somos el único municipio de los 340, no hay COCODES, los proyectos los pide las autoridades comunales, alcaldías comunales o comunitarias—, en ese sentido, vale la pena y es de suma obligación que esta comisión, lea, investigue/fiscalice, analice e interprete la causa del porqué las municipalidades tienen muy baja ejecución en sus respectivos presupuestos. Debo indicar y con propiedad, no defiendo a ningún funcionario del ejecutivo, más bien, les exijo que den lo mejor de sí, basta de mediocridades y que, en realidad, se haga real y visible en el índice de desarrollo humano en las comunidades, el eslogan “El pueblo digno, es primero”.
Regreso al segundo párrafo de esta columna de opinión y me refiero al Sr. diputado distrital de Totonicapán, Alberto Eduardo De León Benítez —como solía decir y lo dejó para la posteridad el exdiputado Dr. Adán Pérez y Pérez, con todo respeto menciono su nombre—, en el año 2024, dicha municipalidad presupuestó la cantidad de 98 millones 347 mil 666 quetzales con 37 centavos y de esto, solamente ejecutó el 68% —dicho sea de paso, en los últimos seis años, es la primera vez que la ejecución presupuestaria es la más baja—, entonces, ¿dónde están los 31 millones 33 mil 958 quetzales con 56 centavos que no fueron ejecutados?, señores de la Comisión, vengan —aunque sea solo al municipio de Totonicapán— e indaguen cuál es la razón del porqué hay baja ejecución presupuestaria en esta municipalidad, reitero, el CODEDE, casi no ejecuta obras o proyectos, son las municipalidades.
En relación a la DESNUTRICIÓN CRÓNICA que tanto le causa pesar a la Comisión de Descentralización y Desarrollo 2024-2025, por supuesto lo abordaré con responsabilidad y honestidad la próxima semana, estimado lector, le invito a que este pendiente, porque el impuesto que paga el pueblo es sagrado en consecuencia, debe ser invertido eficaz y eficientemente.
Hagamos AUDITORIA SOCIAL, es nuestro derecho. Art. 44, inciso c) del Acuerdo Gubernativo 461-2002. Reglamento de la Ley de Los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural.
Arnoldo Soch Tzul
Contador Público y Auditor, asesor financiero y fiscal de pequeñas y microempresas, exalcalde comunitario, auditor social desde hace más de 25 años.
¿Por qué no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero?
“Puesto que no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero; y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí”, (Rm 7, 18-25). En este breve texto se resume toda la ética paulina. Si Pablo afirmaba esto de sí mismo, es porque ya lo había experimentado en su propia vida. Posiblemente en su tiempo de perseguidor de los cristianos tuvo algún momento de lucidez ética, pero pesaba más su maldad, que la bondad de su vida.
Esta confesión de Pablo se repite a lo largo de toda la historia de la humanidad. Pienso en este momento en el gran San Agustín de Hipona, quien por muchos años se vio dominado por el peso del mal reinante en su vida, hasta que lo alcanzó la misericordia de Dios, gracias a la intercesión de su madre santa Mónica. Años después, el gran iniciador de la vida monástica benedictina, San Benito de Nursia, experimentó en su propia vida el peso de sus propios pecados, y él dominó el pecado de algunos hermanos de su propia comunidad. Cuenta la historia que un día San Benito tuvo tentaciones carnales y se lanzó sobre una zarza. Se dice de él también, que un día uno de sus hermanos de comunidad lo quiso envenenar. Pero salió vencedor.
Para vencer al mal hay que hacer el bien. El problema es que no siempre hacemos el bien que queremos. Muchos de nosotros terminamos haciendo el mal que jamás soñamos hacer. Pensemos en nuestra propia realidad de pecado. En más de alguna ocasión, nosotros nos arrepentimos de ciertas acciones inmorales que hemos hecho, por ejemplo, una mentira, un chisme, un desliz carnal, etc. No lo queríamos hacer, pero terminamos haciéndolo. ¿Qué es lo que pasa dentro de nosotros? ¿Será que hay un demonio interno o un espíritu inmundo de esos que menciona Jesús en el evangelio, que nos impulsa a obrar mal?
Agrega Pablo: “Descubro, pues, en mí esta realidad: cuando quiero hacer el bien, me encuentro con el mal”. Uno sale de su casa tranquilo y en paz, pero en la calle a uno le pasan mil cosas. Nos pueden asaltar, robar, insultar, etc. El mal no se duerme y está, en todas partes, en personas concretas. En el tráfico no queremos insultar a nadie, pero más de alguna vez, por las estupideces que algunos conductores comenten, uno termina agrediéndolos verbalmente. ¿Por qué no somos capaces de quedarnos callados y mantener la paz? La respuesta es sencilla: porque somos libres.
Normalmente, no queremos “pelar” a nadie, pero cuando lo sentimos, ya hemos criticado un montón de veces a más de alguna persona. No queremos mentir, pero decimos “mentiras piadosas” a cada rato. No queremos decir malas palabras, pero las decimos en automático. No queremos ser corruptos, pero cuando se tiene la oportunidad de tomar dinero que no nos pertenece, lo hacemos.
Hay constantemente una desconexión entre la inteligencia y la voluntad, puesto que sabemos lo que tenemos que hacer, pero terminamos haciendo el mal que no queremos. Este es un drama interno constante. “Todos sabemos lo que nos cuesta hacer, a lo largo del día, el bien que la cabeza y el corazón nos dicen que tenemos que hacer: situar a Dios en centro de la vida, amar a los hermanos, incluso a los enemigos, vivir en esperanza, dominar nuestros bajos instintos”, (Aldazábal, 1998, pág. 207).
P. Orlando Pérez
Sacerdote católico, Licenciado en Teología, Licenciado en Psicología General, catedrático universitario, con una maestría en Docencia Superior Universitaria.
Entre fiambres y agradecimientos, no disfraces
Que noviembre sea un mes donde más familias disfruten de lo nuestro: el fiambre, los barriletes, las flores, el compartir en familia y los sabores que nos unen.
Cada año, al llegar los últimos días de octubre, las redes y las calles se llenan de disfraces, calabazas y dulces. Muchos disfrutan el Halloween como una actividad inofensiva de pedir dulces o una oportunidad para divertirse en familia. Lo respeto profundamente, porque en la crianza de cada hijo nadie debería imponer su manera de pensar.
Sin embargo, ahora que soy mamá, mi mirada hacia estas celebraciones es radical. Mi hijo aún no es consciente de lo que ocurre este día, pero yo sí lo soy. Conociendo el trasfondo de esta fecha, he decidido que no lo disfrazaré ni participaré en actividades de Halloween. Para nosotros será un día normal, porque me pregunto con convicción: ¿qué relación tienen las tinieblas con la luz?
Prefiero sembrar en mi hijo amor por nuestras raíces y por las tradiciones que realmente nos identifican como guatemaltecos.
Que noviembre sea un mes donde más familias disfruten de lo nuestro: el fiambre, los barriletes, las flores, el compartir en familia y los sabores que nos unen.
Y sí, hay tradiciones extranjeras que también pueden tener un hermoso sentido si las vivimos con propósito. En casa, por ejemplo, adoptaremos el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving), no por moda, sino por gratitud. Este noviembre celebraremos nuestro primer Thanksgiving, agradeciendo por la vida de mi bebé Máximo Caleb y por todo lo que Dios nos ha permitido vivir juntos.
Porque al final, cada familia tiene el derecho a ser guiada por sus valores, sus creencias y su forma de celebrar la vida.
Marleny Mejía Franco
Abogada y Notaria - Directora Ejecutiva de La Voz de Xela
Vanushka y el pecado de la tentación (cuento)
No encontró más respuestas que el asombro de lo simple: “Escribir su nombre, con algo que sirva para escribir, en un lugar vacío de su tumba”.
Érase una vez un hombre que, enloquecido por los delirios del amor no correspondido, decidió buscar la tumba de Vanushka: una gitana que, en su viaje por Xela, en Guatemala, cuentan que murió de amor y que desde entonces y desde su morada eterna, hace favores.
Cegado por ese último recurso para evaporar la magnánima exacerbación de su soledad, recorrió cantinas para que la gente le dijera, de alguna forma parecida a la ciencia, qué había que invocar ante la gitana para que se consumara el amarre y su amada Beatriz fuera finalmente siempre suya.
No encontró más respuestas que el asombro de lo simple: “Escribir su nombre, con algo que sirva para escribir, en un lugar vacío de su tumba”.
Avergonzado por su propio rostro exasperado, entró por la parte trasera del camposanto, conocida como la loma, a la medianoche. Borracho y enamorado, halló solitario el lugar donde el cuerpo de Vanushka fue enterrado tras diluirse en algo parecido a la amargura y descubrió tantos nombres de mujeres y hombres escritos por personas de otros tiempos que buscaron lo mismo en el otro mundo al no encontrarlo en esta tierra.
En un pequeño espacio, entre el nombre inentendible de un hombre y entre el nombre inentendible de una mujer, escribió con un trozo de carbón el nombre de Beatriz. Después se marchó por donde llegó.
Beatriz nació reflejando el cielo y el sol. Era de huesos largos, piel de Blancanieves y ojos de avellanas tiernas. Ultracatólica y liberal. Era una mujer que la sabiduría del tiempo no había podido repetir. Se conocieron en una fiesta modesta de cumpleaños siendo los amigos de otros amigos. Ella lo rechazó por muchos años e incluso llegó hasta odiarlo por su terquedad. Sin embargo, la función de lo que ningún humano puede comprender, comenzó a ejecutar en su corazón un mecanismo, que, hasta entonces, ella nunca supo que tenía: Las intensas ganas de estar con él y entregarle su vida.
Él encontró a Beatriz enamorada, rendida a sus pies y a lo que él mandara. Suya para siempre.
Beatriz se instaló en la sencilla casa apenas adornada con flores de plástico. Llevó sus muebles, su matrimonial cama de princesa, su colección de zapatos y vestidos y su alma. Sin embargo, con el paso de los días, lo que inició siendo un amor desesperado comenzó a llenar de frío todas las habitaciones de la morada, como si fuera una mala temporada.
La mujer enflaquecía más cada día. El brillo de sus ojos color miel estaba transmutando a un negro profundo que no mostraban pupilas y en cambio manifestaba el abismo. El encanto de su personalidad ahora intoxicaba el ambiente cada vez más y más helado. Sus palabras, que antes parecían poemas, ahora eran para él una inexorable redundancia que primero importunaba y luego causaba delirios que se consumaban en náuseas y vómitos.
Llegó a la conclusión de que lo que le había exigido a Vanushka, solo era un vago espejismo del amor y que Beatriz estaba siendo obligada, ya sin el arquetipo de la voluntad, a entregarse en cuerpo y espectro.
Cuentan que Vanushka fue abandonada por el amor de su vida y fue la vida misma, llena de vacío, la que terminó por consumir su inocente corazón.
Él abandonó a Beatriz a su suerte, una y otra vez, extasiado cada vez más por su propio terror. Pero a donde quiera que iba, ella siempre lo encontraba. Arrepentido por su propia desdicha, le contó la verdad como una resignación que le permitiera el derecho a la redención.
—¿Qué fue lo que me hiciste? —Le preguntó Beatriz con una furia sin irritación, con lágrimas que no enjuagaban sus marchitos ojos, con un alma que no era alma.
Sin embargo, Beatriz logró recuperarse y dicen que se fue a un lugar muy lejos después de recibir su libertad.
En cuanto a él, cuentan que se llevará a la tumba los sacrificios que tuvo que pagar para lograr el desamarre y devolverle a ella lo que le fue arrebatado.
Dicen que fue condenado, para siempre, a no conocer el amor.
Todavía aparece por las calles de Xela, envejecido y arrastrando los pies, como si cargara una cruz cada vez más pesada.
José J. Guzmán
José J. Guzmán (Quetzaltenango, 1993). Licenciado en Comunicación Social. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Tiene un libro de poemas publicados: “La Escena Absoluta” (2012).
OpiniónLeyendas
Después de 43 años, otra final centroamericana
Quisiera conocer a la comadrona o al médico que trajo al mundo a este joven técnico que vino a romper récords en el medio.
Sin duda, el técnico Amarini Villatoro nació con una estrella. Ha tenido esa suerte de los últimos minutos, esa chispa para mantener con vida al equipo y seguir dando lucha. Quisiera conocer a la comadrona o al médico que trajo al mundo a este joven técnico que vino a romper récords en el medio. Sin duda alguna, es de esas personas que, en cualquier ámbito de la vida, traen consigo una “estrellita” en la frente. Vienen bendecidos.
En aquel entonces (1982) era un equipazo que nunca se pudo superar. Estaba bajo la dirección de un empresario exitoso, Domingo Lima, y como muchos jugadores de esa época lo describen, se “pasearon” por toda Centroamérica. Sin embargo, en la final solo pudieron obtener el tan ansiado subcampeonato centroamericano.
El partido de ida fue 2-1 en contra, en Honduras, y en el de vuelta bastaba anotar un gol para ganar la serie, ya que contaba el gol de visita. Pero, desafortunadamente, con un arbitraje desastroso, el partido terminó antes de tiempo en un bochornoso final: le habían anulado un gol a los Chivos. Quedó una gran frustración.
La dádiva del futbol se retiró parcialmente, y el equipo, en lugar de continuar en esas luchas, bajó los brazos. Pero en 1986 un quetzalteco que amaba su tierra, Julio Pacheco, llegó a ser presidente del club y convocó a otras figuras del fútbol, como Rolando Pineda Lam y Fernando Rodríguez Deyet, uno más poderoso que otro, por supuesto. Intentaron llevar al club nuevamente a la gloria, primero buscando el campeonato nacional para obtener el boleto internacional. En 1989, tras la remodelación de la gramilla del Mario Camposeco por parte de la CDAG, con un equipo muy bien armado, se jugó en cancha prestada —el “Marquesa de la Ensenada”— y se clasificó. Sin embargo, en la hexagonal final, aun con refuerzos de lujo como el arquero exmundialista Ricardo Guevara Mora y el argentino formado en River Plate, suplente del famoso “Beto” Alonso —una contratación de primer nivel gestionada por Pineda Lam—, no se logró el objetivo. A pesar de volver a jugar en Quetzaltenango con gramilla nueva, fue otra “cuña” para que los empresarios se decepcionaran, viendo que sus inversiones no daban frutos. Luego se fueron, y dos años después el club descendió.
Cuento estas pequeñas historias porque antes eran dádivas del futbol las que llegaban a invertir; ahora son marcas y empresas que apuestan al fútbol para promocionarse. El Club Xelajú MC hoy día tiene más de 28 patrocinadores, desde los más fuertes —como la telefonía— hasta los más pequeños, que colaboran con canje de materiales de construcción para mejorar la infraestructura del estadio. Un éxito de la Junta Directiva, que cubre una planilla mensual de un millón y medio de quetzales.
La noche del miércoles fue cardiaca, como en otros títulos. Por ejemplo, ante Antigua, el sexto título se definió hasta el minuto 86, con gol de Frank de León, en una remontada memorable. Luego, en el último campeonato, en 2024 frente a Cobán, fue hasta el minuto 93, en tiempo de reposición, cuando cayó el gol del empate para forzar los tiempos extras. Más tarde, el gol del título, de Harim Quezada, desató la locura del séptimo campeonato.
En esta época del técnico Amarini Villatoro, varios partidos se definen en los últimos minutos. Pero los más trascendentales fueron, por ejemplo, el partido de cuartos de final en Panamá: al minuto 85 se marcó un penal en contra y Sporting San Miguelito empató la serie 2-2, llevándola a tiempos extras. En el último minuto (119’), Romario anotó un gol de antología —que quizá nunca volverá a hacer— y dio el pase a semifinales.
Ya en semifinales de la Copa Centroamericana, tras empatar 1-1 en Honduras, los Chivos necesitaban solo el 0-0 para avanzar. Pero Real España se puso en ventaja. En el último minuto de reposición (96’), Juan Luis Cardona marcó un gol agónico que forzó el alargue. El empate persistió y todo se definió en los penales: una verdadera lotería. Los chivos hicieron ingresar al minuto 120 al arquero Lobos, más elástico y atajador que Silva, según los entrenamientos.
El desenlace ya todos lo conocen: cuatro penales fallados por los catrachos y acierto total de Xelajú, con el quinto y último tiro convertido por Fredy Góndola, el panameño que desató una dosis de felicidad no vivida desde 1982. ¡Cuarenta y tres años pasaron para volver a una final centroamericana!
El técnico Amarini Villatoro nació con una estrella. Ha tenido esa suerte de los últimos minutos, esa chispa para mantener con vida al equipo y seguir dando lucha. Quisiera conocer a la comadrona o al médico que trajo al mundo a este joven técnico que vino a romper récords en el medio. Sin duda alguna, es de esas personas que, en cualquier ámbito de la vida, traen consigo una “estrellita” en la frente. Vienen bendecidos.
Hugo Siliezar López
OpiniónCopa Centroamericana
Ventas formales con estructuras formales
Este hecho, realizado de manera descarada e impune, pone de manifiesto la falta de control y el tráfico de influencias que tienen estos comerciantes.
En Quetzaltenango, el fin de semana, vecinos que tienen negocios ubicados en la 15 avenida, alrededor del mercado La Democracia, denunciaron a varios medios de comunicación que comerciantes con ventas instaladas en las aceras, durante las horas de la noche, invadieron el espacio público y, con herramientas grandes y profesionales, levantaron estructuras metálicas para colocar sus ventas en el lugar destinado a los peatones.
Este hecho, realizado de manera descarada e impune, pone de manifiesto la falta de control y el tráfico de influencias que tienen estos comerciantes con las autoridades locales, quienes no se manifiestan, no los multan y tampoco los desalojan por esta invasión al espacio público. Es importante destacar que el supuesto comercio informal está organizado, ya que estos comerciantes tienden a ocupar determinados espacios geográficos, generando una precaria presentación para la ciudad.
Como se ha analizado en otras ocasiones, por la manera en que actúan, no se trata de comerciantes informales o pequeños emprendedores que provienen de lugares vecinos; más bien, son comerciantes con grandes capitales para adquirir mercancía y con la capacidad de pagar por la instalación de estructuras en espacios públicos.
Esto se puede constatar al recorrer las calles y avenidas alrededor de los mercados, donde se observa la oferta de una gran variedad de productos, como prendas de vestir, zapatos, utensilios y hasta artículos de oro y plata, entre otros.
Los comerciantes que se autodenominan informales y que invaden el espacio público urbano aún se dan el lujo de contratar personal para atender los negocios ubicados en la calle, pero no cumplen con el pago del salario mínimo, el IGSS ni prestaciones, y muchos de los empleados son menores de edad. Por todo ello, es fundamental que las autoridades competentes actúen para evitar que este desorden siga creciendo en la ciudad.
Vilma del Rosario Xicará
Con más de 20 años de experiencia en finanzas, auditoría pública, impuestos y rendición de cuentas. Docente universitaria, Contadora Publica y Auditora, y Dra. en Auditoría Gubernamental y Rendición de Cuentas y Transparencia en la función pública.
OpiniónQuetzaltenango
El Xelajú MC que nos toca vivir
Nuestra generación tiene el privilegio de presenciar este momento histórico, uno que muchos solo conocían por los relatos de 1982.
Hay momentos en la vida de los pueblos que trascienden lo cotidiano, que se graban con fuerza en la memoria colectiva y pasan a formar parte de su identidad. Hoy, Quetzaltenango vive uno de esos instantes, en sus 500 años de fundación y sus 200 años como ciudad, a través de la gloria de Xelajú MC.
Lo que está logrando Xelajú MC en la Copa Centroamericana no es solo una hazaña deportiva: es un símbolo de lo que somos como ciudad y como generación. Y por generación no nos referimos únicamente a los hijos o a los padres, a los jóvenes o a los adultos, sino a todos los que estamos vivos en este aquí y ahora.
Después de más de cuatro décadas, tras la final de la Copa Fraternidad contra Real España en 1982, el equipo superchivo vuelve a una final centroamericana. Cada paso dado en esta travesía ha estado acompañado de sacrificio y fe que no conoce fronteras. Desde los viajes interminables hasta una pasión que nunca se agota, que resiste y que parece ser un don exclusivo de quienes aman a Xelajú.
Nuestra generación tiene el privilegio de presenciar este momento histórico, uno que muchos solo conocían por los relatos de 1982, cuando Xelajú disputó su primera final internacional. Hoy somos nosotros quienes vemos cómo se escribe una nueva página en la historia del futbol guatemalteco, con la bandera de Quetzaltenango ondeando con orgullo.
Este logro trasciende los límites del deporte. Lo visto y vivido la noche del 30 de octubre es ahora un sentimiento compartido por todos: la certeza de que esta generación está viendo cómo la historia se escribe frente a nuestros ojos.
La Voz de Xela
EditorialXelajú MC
La influencia emocional de la mejor afición del país
También genera un vínculo afectivo, similar al de una relación amorosa, donde se experimentan orgullo, decepción, fidelidad, reconciliación y otras emociones.
No es ningún secreto que la mejor afición del país es la de Xela. A todos nos invade la emoción al escuchar más de 12 mil voces al mismo tiempo alentando al Club Deportivo Xelajú M.C., con sus característicos cantos y, sobre todo, al entonar Luna de Xelajú.
Pero, ¿por qué influye de forma emocional tanto en los jugadores como en los espectadores?
El futbol no solo es un deporte; en todos los casos genera un sentido de pertenencia, una satisfacción por formar parte de un grupo colectivo o pertenecer a una comunidad. Para la afición, no solo es pasión deportiva, sino afinidad por un mismo objetivo. Cubre la necesidad humana de pertenencia e identidad y ayuda a desarrollar una sana expresión emocional.
También genera un vínculo afectivo, similar al de una relación amorosa, donde se experimentan orgullo, decepción, fidelidad, reconciliación y otras emociones. Esto se debe a una descarga de endorfinas y dopamina, sustancias encargadas de promover emociones positivas —y en algunos casos negativas— en el cerebro.
Pero no solo influye emocionalmente en los aficionados, sino también en los jugadores. Cuando una afición representa fidelidad a su equipo, como lo hace la del Xelajú, proporciona energía y motivación para seguir adelante; por lo tanto, refuerza la determinación de un jugador para anotar un gol y ganar. Este apoyo emocional puede impulsar el sentido de responsabilidad de los futbolistas y, como consecuencia, generar confianza en sí mismos.
Hoy hablaremos únicamente de los impactos positivos que genera el apoyo de una gran afición. Los cantos y aplausos producen adrenalina, determinación y deseo de triunfo. Los jugadores saben que representan una identidad, lo que refuerza su compromiso y los impulsa a “devolver” y agradecer el respaldo que reciben. El reconocimiento de sus logros fortalece la confianza y mejora la autoestima. Pero, sobre todo, sobresale el ambiente de unidad que genera una conexión profunda entre afición y jugadores.
Al final, no solo compiten los jugadores; también influye la forma en que late el corazón de los miles de aficionados Chivos que encuentran en el equipo Xelajú M. C. una manera de sentir todas esas emociones. Porque ayer vimos lágrimas de felicidad, amor y pertenencia.
¡Felicidades a todos los Superchivos!
Crysta Nowell
Psicóloga Industrial / Organizacional, Magíster en Gestión del Talento Humano, asesora en procesos de recursos humanos, capacitadora y especialista en reclutamiento y selección de personal.
OpiniónPsicología
Fredy Orellana, cometió delito
Otra vez, una y mil veces debemos decir, delincuente es toda persona que, comete delito y delitos, es simple y llanamente una acción u omisión voluntaria o imprudente, castigada por las leyes penales. En ese sentido, tiene mayor pena, mayor castigo, una persona que, sabiendo lo malo, lo procura y, más aún, ejerce una función de impartir justicia; sin más rodeos, concluyo: Fredy Orellana, el juez séptimo de instancia penal, es un delincuente.
Desde el año 2023, la ciudadanía honrada de a pie, por medio de un histórico movimiento de resistencia indígena encabezada por las autoridades legítimas de los 48 Cantones y respalda por todos los pueblos indígenas, organizaciones campesinas y población urbana de escasos recursos, a lo largo y ancho del país, pidió su destitución inmediata, por socavar la democracia de nuestro país, por supuesto, no ha estado actuando solo.
En el contexto de las investigaciones políticas, no le ha temblado la mano al tergiversar y/o retorcer las leyes a favor del pacto de corruptos liderada por el señor de fundaterror, casi nadie le cuestiona sus resoluciones; canceló al partido Movimiento Semilla, envió a la cárcel a la señora Ligia Hernández, también al abogado Eduardo Masaya, en fin, todo lo relacionado con el Movimiento Semilla, lo tritura y simplemente lo criminaliza, reitero, responde a intereses oscuros y en detrimento de la población más vulnerable. Lo más absurdo y deleznable, emite una resolución de NULIDAD ABSOLUTA de la inscripción del partido Movimiento Semilla, es decir, anular las elecciones a diputados, alcalde, vicepresidencia y presidencia, en pocas palabras, un golpe de Estado judicial, en realidad, no sé si existe esa denominación, pero, esa es la intención del pacto de corruptos, ¡golpe de Estado!; sin embargo, el tiro le salió por la culata, él mismo se puso la soga al cuello, no hay mayor evidencia hasta la presente fecha, de lo vil, descarado y delincuente que es. Cometió varios delitos, abuso de autoridad, violación a la Constitución Política de la República de Guatemala, sedición, entre otros, en ese sentido, el CANG como ente conocedor del tema jurídico, lamentó dicha decisión, y, más aún, la Corte de Constitucionalidad -obligado a defender la carta magna-, le advirtió que, en sus resoluciones se abstenga de contravenir las disposiciones constitucionales o legales, en especial aquellas normas sobre las que descansa el sistema electoral democrático, republicano y representativo del Estado, tomando en cuenta que los resultados electorales son inalterables.
De su inútil y corrupta decisión, se manifestaron organismos internacionales, como la OEA, ONU, UE, entre otros, pidiendo el cese definitivo al socavamiento a la democracia de nuestro país, y, sin duda, ampliaron las restricciones a la entrada de sus respectivos países, de este señor y sus colaboradores.
En ese sentido, la Corte Suprema de Justicia, no tiene excusas para destituir inmediatamente a Fredy Orellana; el mp de porras debe conducirlo inmediatamente -con los grilletes bien puestos, evitar que use cabestrillo-, que pase todo el tiempo necesario en las carceletas del OJ, hasta que, se nombre a juez competente y transparente, que se publicite en todos los medios de comunicación su caso, su caso, no debe estar en reserva, el pueblo tiene el derecho de seguir de cerca este proceso histórico. ¡Hay de aquel qué con ciega locura sus colores pretenda manchar! No deben quedar impunes estos actos delincuenciales; la paz, seguridad, desarrollo y bienestar de los pueblos, el Estado debe cumplirlos y eso será posible, quitando a los delincuentes dentro del Estado mismo.
Arnoldo Soch Tzul
Contador Público y Auditor, asesor financiero y fiscal de pequeñas y microempresas, exalcalde comunitario, auditor social desde hace más de 25 años.
Elegir Creer
“Elijo creer” es una frase sencilla, pero poderosa. Se ha convertido en el lema que une a los chivos, en una expresión de esperanza colectiva, en una manera de decir: “aún creemos”. Esa frase vibra en el estadio, en las calles, en los corazones de quienes amamos a Xelajú MC, y representa mucho más que un grito deportivo.
Porque elegir creer es, en el fondo, un acto de fe. Es una decisión diaria. Es mirar más allá de lo visible y apostar por lo que todavía no se ha logrado. Y eso aplica no solo para el futbol, sino para la vida misma.
Como cristianos, se nos invita a vivir con fe, a elegir creer aun cuando no comprendemos todo, a confiar en Dios incluso en medio de la incertidumbre. Lo contrario, dudar, no confiar, cerrarse al amor y la esperanza, nos apaga por dentro. Por eso, creer es una forma de vivir con luz, con propósito y con pasión.
Hoy, los chivos tenemos un motivo especial para hacerlo: soñar con una nueva hazaña. Ojalá Xelajú MC gane esta noche ante Real España de Honduras y avance a la gran final de la Copa Centroamericana. Pero más allá del resultado, esta historia nos recuerda algo esencial: el poder de creer.
Porque creer no es ingenuidad; es fuerza interior. Es lo que mueve a un jugador a dejarlo todo en la cancha, lo que impulsa a una afición a llenar el estadio fuera de su ciudad, lo que inspira a una comunidad entera a seguir soñando.
Creer nos transforma. Nos convierte en personas que ven posibilidades donde otros solo ven problemas, que se levantan cuando otros se rinden. Elegir creer es dar un paso adelante, incluso cuando el camino es incierto. Es mantener viva la esperanza, el amor y la fe, tres motores que cambian todo.
La frase “Elijo creer” también es un espejo de lo que somos como sociedad. En tiempos de desconfianza, de frustración o de cansancio, necesitamos volver a creer: en nosotros, en nuestras familias, en nuestra ciudad, en el país que soñamos. Si cada uno de nosotros elige creer, de verdad, el cambio empieza a ser posible.
Creer en los chivos, sí. Pero, sobre todo, creer en la vida, en nosotros mismos y en Dios, siempre.
En estos tiempos, no hay mejor elección que: elegir creer.
César Pérez Méndez
Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Usac), con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación (Usac). CEO de La Voz de Xela, profesor universitario y conferencista.
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