Ser técnico de Xelajú ¿es para cualquiera?
Antes nos “rompíamos las vestiduras” por pelearnos sobre qué perfil era el más alto para llegar a dirigir al equipo lanudo, ahora las cosas han cambiado.
Con la nominación de Antonio Morales como director técnico del Xelajú MC y Carlos Da Silva, se ha roto una hegemonía de traer técnicos de renombre internacional al banquillo del cuadro Chivo. A los Cremas les está sucediendo con Tapia y a Municipal le paso con Bini, ambos no han dado la talla para dirigir equipo grande, será que Antonio Morales no será el nuevo Amarini Villatoro que surgió del anonimato y nunca jugó en Liga Nacional, pero hay que hacer la salvedad que el ahora técnico de la Selección ya había quemado varias etapas, entre ellas haber ascendido a Sayaxche, dos finales con Jocotán en primera división, luego de haber sido asistente en Guastatoya, llega a dirigirlo y llega a dos finales y les da un titulo de liga, con esto hizo los méritos suficientes para llegar a ser el director técnico de Selecciones Nacionales.
Es innovador, joven y con un gran potencial, un joven que aventajó a técnicos que fueron exjugadores profesionales, pero que no han estudiado y profundizado este fascinante estudio del fútbol es su mayor esplendor como él. Ahora para concluir este párrafo pregunto: el nuevo técnico de los Chivos habrá quemado ciertas etapas o habrá hecho algunos méritos aparte de ser asistente o subentrenador o simplemente le cayó muy bien a los dirigentes y les “endulzo el oído”, aunque reconocemos que cuando ha sido interino le han salido las cosas, excepto las dos etapas finales últimas donde él ha estado casualmente a cargo y hemos salidos eliminados.
En una etapa de mi vida como periodista deportivo, fui reportero de entrenamientos por 5 años, trabajando para una cadena de radio a nivel nacional y ese tiempo fue suficiente para conocer interioridades del camerino y cómo en algunas oportunidades el jugador no respeta la jerarquía del técnico.
Es más, en alguna oportunidad escuchaba como un jugador abusivamente le dijo a un DT: “ mira vos viejo y qué te crees, si como jugador fuiste un fracasado y nunca ganaste nada en tu vida, que me vas a venir enseñar o a corregir a mi ahora”. Discusiones como estas son muy frecuentes que sucedan, pero acá tiene mucho que ver el temperamento o carácter del técnico.
Ahora en otro ejemplo, pero ahora hipotético, si un jugador se le ocurría contestarle así a Marvin Rodríguez o a Hernán Medford, lo pensaba 2 o 3 veces, porque ellos lo habían ganado todo en el área, no solo como jugadores, sino como técnicos y solamente con la hoja de vida se hacían respetar por sí mismos. Puse este ejemplo, porque que pasaría si Antonio Morales tuviera una discusión con “Chuletita” Orozco, goleador histórico de CONCACHAMPIONS, si este último fuera abusivo, Morales tendría que saber manejar la situación con las hipotéticas estrellas del equipo o los líderes, son escenarios que habría que contemplar, como el mismo Amarini dijo en una oportunidad, el respeto se gana y no necesito gritar todo el partido desde el banquillo para que ellos hagan las cosas, es suficiente con el trabajo que se ejecuta en el trascurso de la semana.
Han habido diferentes épocas dentro del club, pero en los últimos 27 años volvimos a tener técnicos de corte internacional. Era 1994 cuando arribó el técnico que había llevado por primera vez a un Mundial a su natal Costa Rica, Marvin Rodríguez, lo traía la directiva del exalcalde Martini Zimeri, pero todo empezó con una amarga lección. Era el año 1990 y Julio Pacheco intentó armar a un equipo de grandes figuras, luego de que un año antes 1989 estuvieron cerca de pelear el titulo con refuerzos de lujo que trajo Pineda Lam, entre ellos el exmundialista salvadoreño Ricardo Guevara Mora y Marcelo Bauza, pero en ese año comenzaba la debacle del equipo, desfilaron como 8 técnicos en un año (Pericullo (ARG), Muraco (ARG), Abilio Gómez (BR), Cocherari (ARG), etc. Un año casi cerca del descenso y aun con figuras dentro de la plantilla, siguió la agonía un año posterior, ya con Arroyabe Castillo como presidente regresó después de 11 años de haber hecho campeón a Xelajú en 1980, el chileno Javier Mascaro, volvía con mas canas en su cabello, quiso hacer un equipo de jóvenes y apostar a pelear un campeonato, jóvenes encabezados con Cesar “Picho” Trujillo, Albéniz Reyes, Manuel Rodas, etc…. Pero las cosas no salieron y aunque regresaba al auxilio una figura consagrada en el futbol como René Arturo Morales con 39 años de edad, ya no se pudo salvar del descenso el equipo, hago hincapié que en estos años amargos la afición se había retirado en gran numero en brindarle el apoyo al equipo.
Los chivos estuvieron casi dos torneos en la primera división, antes Liga Mayor “B”, se lograron diseñar equipos competitivos para volver automáticamente, el primer torneo con el chileno Efraín Segundo Santander y luego el intento de otros técnicos de experiencia, siempre naufragando en 3 o 4 lugar, pero no se miraban esperanzas en ascender de nuevo a la liga mayor, fue donde de nuevo Julio Pacheco pide el apoyo de sus amigos empresarios quetzaltecos Fernando Rodríguez Deyet y Javier Monterroso, como del poderoso Pineda Lam, para compra la ficha del equipo DEL MONTE a Mario O. Mena y así devolverle a los aficionado a su equipo, pero en la Liga Nacional, la ficha de Xelajú se convirtió en la primera división en la USAC y la de la USAC para Deportivo Marquense que en ese entonces bregaba en la liga Mayor “C”, ahora segunda división.
A partir de esa dura lección ya no se hicieron experimentos y se luchó por traer a la cabeza de los proyectos mentes pensantes y estrategas de alto nivel, fue así como en 1994 viene Marvin Rodríguez, de allí en adelante fuimos muy celosos de quien iba a ocupar el banquillo de los chivos, no a cualquiera se le concedía ese honor o no era para fulano ni mengano, más aun si no han ganado títulos, ascensos, o aunque sea un campeonato en las canchas de la Colonia Minerva, hoy llegan del anonimato a sentarse a una silla que les puede quedar grande.
En conclusiones con una platilla competitiva que se está armando, ¿podrá el novato Antonio Morales amalgamar y dirigir o encaminar a este equipo a un titulo en el torneo nacional? Será una incógnita interesante de ver cómo se desarrolla en el transcurso de los próximos torneos. Aparte se le autorizó por la junta directiva traer a Carlos da Silva como subentrenador, que nunca ha tenido ningún vínculo con el quipo lanudo, pero como jugador tampoco fue un extranjero sobresaliente, la propuesta era dejar a alguien de la casa, pero se respetó la petición de Morales. A existido una escases de técnicos en el medio, ya no pasábamos de Paco Melgar, Walter Claverio o Sergio Guevara. ¿Qué se han hecho los cientos de jugadores nacionales que han jugado en los últimos 30 años en Guatemala? Edwin Wetsphal, Memin Funes, Jorge Rodas, Fredy Villanueva, Julio Girón, Fredy Ovalle, en fin ¿Por qué ya la mayoría en un 95% ya no siguieron la carrera de técnicos de futbol, es una camada que hoy no se sabe a que se dedican actualmente, ante estos fenómenos han surgido personas que se dedican a esta profesión, pero salen del anonimato. Antonio Morales hoy tiene en sus manos un proyecto, un equipo tan importante en Guatemala, que por esas circunstancias que mencioné han surgido estas posibilidades, ojalá sepa aprovecharla, es una oportunidad de oro, que en otros tiempos no se hubiera dado. Si me preguntaran a quién hubiera traído en su lugar, quizá yo le hubiera concedido ese honor a un exjugador como Albertico Salguero, creo que ya es justo que un equipo grande se fije en el como estratega y ya no este bregando en equipos de categorías mas bajas. El tiempo nos dará la razón de muchas dudas, le deseamos lo mejor al equipo chivo por el bien de esta noble afición.
Hugo Siliezar López
Palabras de motivación para cerrar el año
Mirar hacia el nuevo año desde la inteligencia emocional no implica prometer una vida perfecta, sino comprometerse con una relación más sana con uno mismo.
Estamos a pocos días de terminar el 2025, y el cierre de año conlleva un examen de lo que hemos logrado y en lo que hemos fallado. Seguramente muchos empezamos el año con distintos propósitos, pero no todos fueron cumplidos y esto puede frustrarnos cuando hacemos esta evaluación y recuento de los logros.
En medio de una nueva lista de propósitos y en donde aparezcan de nuevo algunas metas que venimos arrastrando y que no logramos cumplir, recordemos que terminar cada año y empezar uno nuevo no significa cumplir a la perfección la lista con cada uno de los logros, sino que los logros que cumplimos fueron a conciencia, con aprendizajes que nos dejaron marcados y con un acto de amor propio.
Motivarse a sí mismo no significa juzgarse y negar lo que fue difícil en este año; también requiere reconocer lo que sentimos y validar nuestras emociones con lo que vivimos. Además, es abrazarnos y mirarnos con compasión y reconocernos porque al menos lo intentamos, que el miedo no nos detendrá en el próximo año y seguiremos trabajando.
Para este cierre de año, una palabra importante es la aceptación, lo cual no significa resignarse, sino reconocer que debemos hacer más, cambiar las estrategias y las herramientas para que en el 2026 sí logremos esa meta propuesta.
En estos últimos días, es tiempo de autorregularse, disfrutar de la familia y amigos, descansar, celebrar, aceptar, reconocer, evaluar, sonreír, sentir paz, agradecer, fortalecerse e impulsarse para iniciar el próximo año con motivación.
Algo importante es tener propósitos realistas, entendiendo que ya fallamos y aprendimos, que tenemos mayor conciencia emocional, nos conocemos mejor y sabemos que no somos perfectos, sino más auténticos.
Mirar hacia el nuevo año desde la inteligencia emocional no implica prometer una vida perfecta, sino comprometerse con una relación más sana con uno mismo: escuchar las emociones, poner límites, pedir ayuda cuando sea necesario y celebrar pequeños avances.
Crysta Nowell
Psicóloga Industrial / Organizacional, Magíster en Gestión del Talento Humano, asesora en procesos de recursos humanos, capacitadora y especialista en reclutamiento y selección de personal.
OpiniónAño Nuevo
Cuando Dios eligió la fragilidad
Dios sigue eligiendo nacer entre nosotros y en especial dentro de nosotros.
Cada año que pasa, cada decada que transcurre, siempre hablamos del nacimiento de el Salvador como una escena de mucha luz: visualizamos pastores, ángeles, cánticos, celestiales; pero pocas veces nos detenemos a hacer una pausa en lo verdaderamente impactante del acontecimiento: y esto es, que Dios no irrumpió el silencio con fuerza, sino a través de la vulnerabilidad. No eligió un trono magnánimo, sino un cuerpo, vulnerable, frágil; no una ciudad amurallada, sino un margen olvidado. El nacimiento de el Salvador no fue un espectáculo celeste, sino una interrupción silenciosa en la historia humana.
En este mundo actual, obsesionado por la grandeza, por el reconocimiento, Dios comenzó como un grano de mostaza, con algo pequeño. En un tiempo donde el poder se imponía con violencia, decidió hacerse dependiente, vulnerable, frágil. El mensaje no estaba solo en lo que Jesús diría después, sino en cómo llegó: necesitando brazos, abrazos, alimento, cuidado. Tal como lo anuncia el ángel: “No teman; miren que les traigo buenas nuevas de gran gozo… Hoy les ha nacido un Salvador” (Lucas 2:10-11). La buena noticia no fue una idea, fue una vida.
Ese nacimiento cambió la forma de entender lo humano. Si Dios asumió nuestra carne, entonces lo cotidiano, Sí, importa: el cansancio, la duda, el trabajo, la mesa compartida, las lágrimas. La fe dejó de ser una escalera para tener una mente escapista del mundo, al contrario, se convirtió en una manera de habitarlo, con sentido. “Y el verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros“ (Juan 1:14). No nos habló desde una distancia estratosférica; decidió vivir dentro de nuestra historia, a la par nuestra.
El impacto del nacimiento de El Salvador, sigue siendo incómodo. nos recuerda que la esperanza no siempre llega envuelta en éxito, lo transformador suele nacer en silencio, apartado, en la clandestinidad; y que la dignidad humana no depende de la fuerza, sino del amor. Celebrar la Navidad, entonces, no es repetir una tradición, sino atrevernos a creer que incluso hoy, en nuestra fragilidad, Dios sigue eligiendo nacer entre nosotros y en especial dentro de nosotros.
¡Feliz Navidad!
Edwin Ibarra
Médico Especialista en Cardiología y Ecocardiografía. Coach, conferencista y entrenador certificado por el Programa de John Maxwell, Pastor de la Red de Empresarios y Profesionales de Iglesia Bethania Quetzaltenango. Fundador de los Proyectos “Sanando el Corazón” y “Discipulado Empresarial 20/20”.
OpiniónNavidad
Características de la salud mental
¿Sabe usted detectar a quién le falta salud mental?
El doctor le pregunta a la abuelita: “¿Doña Sara, cómo se encuentra hoy?” Y ella responde: “Yo estoy muy bien, este cuerpo es el que anda bien amolado”. Por supuesto que es posible que la salud mental esté bien, aunque la salud corporal esté mal.
Un buen termómetro de la salud mental es la felicidad. ¿Qué tan feliz se siente usted con su vida? ¿Qué tanto bienestar experimenta? ¿A pesar de los problemas que enfrenta a diario, se siente contento? El bienestar subjetivo es una de las características principales de una persona mentalmente sana.
Otra más es el ánimo, el entusiasmo, que se caracteriza por una fortaleza emocional para ocuparse de sus necesidades y las de los suyos, del cuidado personal y de los suyos; incluso cuida a los demás, en una medida. Contrariamente, una persona que carece de salud mental se descuida y descuida a los demás.
Otra característica es el esfuerzo por percibir la realidad lo más real posible, una actitud que le hace estar atenta a que sus interpretaciones del mundo que le rodea sean lo más fieles posible y, a la luz de nuevos datos, ir ajustando. Saber que en algunas cosas puede tener injerencia y en otras no. La aceptación de la realidad también es una característica principal, realidad que puede ser agradable o desagradable. La aceptación le hace tener tolerancia a lo desagradable y gozo de lo agradable.
Otra característica más es la sociabilidad, esa capacidad de entablar una relación armoniosa con los demás, con esas personas que piensan, sienten y gustan diferente, aceptándolos tal y como son, sin intentar cambiarlos. Apartando momentos para estar en familia, entre amigos, en pareja, en soledad.
También otra característica es la capacidad de resolución de conflictos, en este caso interpersonales, sabiendo que siempre hay desavenencias y malos entendidos. También saber alejarse de personas que le dañan.
Y una más es la resiliencia, que consiste en sobreponerse a incidentes que le desestabilizan, de ver las enfermedades, los accidentes, las pérdidas, las injurias, las violaciones a los derechos, como parte de la vida, que aunque se trate por todos los medios de evitar, algunas veces llega y entonces “toca afrontar”, sobrellevar y levantarse para continuar caminando. Incluso saber en qué momento pedir ayuda, porque lo que se está enfrentando desborda las capacidades personales.
Así es que trabajemos para fortalecer nuestras características de persona sana mentalmente. Mientras tanto, le dejo esta frase para que reflexione: “Para caminar feliz por la vida, no se trata de que no haya obstáculos, sino de saber sortear obstáculos”.
Oswaldo Soto
Psicólogo clínico con más de 25 años de experiencia, docente universitario, escritor de temas de salud mental.
Malestar social y salud mental
El malestar social, incluso los conflictos entre los pueblos, en nuestro país, no solo tienen una causa histórica, puesto que alguien no hizo bien las cosas en algún momento de la historia, y en el presente ya se nace con esa rivalidad (Nahualá y Santa Catarina Ixtlahuacán), sino una causa intrínseca gestada por una mediocre salud mental. A las causas históricas se les suman los intereses de ciertos grupos con fines particulares, y ahí están las consecuencias: heridos, desaparecidos y muertos.
El malestar de unas cuantas personas repercute en todo un país. La carretera Interamericana fue bloqueada y muchos pagamos los platos rotos de un conflicto de décadas, que ni siquiera los involucrados saben a ciencia cierta qué hacer, para evitar más muertes.
Pero también hay conflictos entre grupos y familias. En los pueblos, por muy chicos que sean, nunca faltan los conflictos de intereses entre unos y otros. Normalmente comienzan con una visión clara de lo que quieren, pero en el camino se suman otros intereses que desvirtúan los objetivos originales. Esto suele pasar dentro de la iglesia y dentro de las parroquias. Los principios epistemológicos sobre los cuales se fundaron algunos grupos son éticos, e incluso religiosos. Pero la ambición les ha cegado la vista, y ahora son grupos religiosos con líneas de acción propias de una ONG cualquiera. Y esto se vuelve una competencia interparroquial. Cada uno compite según sus antojadizos intereses.
Y no digamos las familias. Es común que muchas familias se dividan por una repartición de herencias. Todos los hijos e hijas quieren la mejor parte de las muchas o pocas posesiones que tienen sus padres, y se molestan porque consideran injusta la repartición que a los padres les ha parecido bien. Se demandan y llegan hasta los tribunales.
El panorama descrito es un reflejo de cómo estamos los que formamos la sociedad. Son síntomas de la descomposición social y moral existente en el seno de los hogares. ¿Hasta cuándo seguiremos así? Hasta cuando los padres de familia se pongan la mano en la conciencia y caigan en la cuenta de que los síntomas que padece una sociedad son un reflejo del clima malsano que se vive en los hogares.
Soy creyente de que, si se mejora el ambiente en las familias, automáticamente se verán las mejorías en diferentes espacios de la sociedad. El problema es que muchos padres de familia padecen de ceguera y sordera, es decir, no ven el caos que ellos mismos han provocado en sus familias.
Por lo tanto, hay que hacer algo por la salud mental de los integrantes de las familias. Fuera extraordinario que las familias comenzaran un proceso terapéutico familiar. Un proceso terapéutico sistémico sería el comienzo de la sanación de los trastornos familiares. La dificultad radica en que, por lo general, los integrantes de una familia no aceptan que todos necesitan ayuda. Es mucho más fácil culpar al otro por los trastornos que padece. Es más fácil percibir los síntomas en un miembro de la familia que en todos. Pero si en realidad se quiere mejorar la salud mental de los miembros de una familia, es indispensable tener humildad.
P. Orlando Pérez
Sacerdote católico, Licenciado en Teología, Licenciado en Psicología General, catedrático universitario, con una maestría en Docencia Superior Universitaria.
Réquiem para una Nochebuena de un año cualquiera
Diciembre llega como un jinete a saldar cuentas sobre los suspiros que dejamos partir de nuestra alma.
Una vez descubrimos el fuego y aprendimos a quemarnos. Dicen que el 99 por ciento de los incendios es prevenible, pero nadie nos advirtió que en ese 99 por ciento no aparecía nuestro nombre. Llega diciembre buscando fuego entre las cenizas de las horas, lo que queda de los días, lo que perdura de la noche. Y alguien reclama el tiempo en que estuvimos ausentes, buscando en otras formas de vaga existencia la vida que no quisimos vivir.
Diciembre llega como un jinete a saldar cuentas sobre los suspiros que dejamos partir de nuestra alma; a reclamar los besos y los abrazos que no nos atrevimos a sostener. Es entonces cuando la inoculación de la soledad entra en nuestras venas como una sustancia siempre desconocida, lenta, pero inexorable.
Alguien te dirá que seas feliz, que hoy es Nochebuena y que mañana es Navidad; que pronto será otro año y que pronto será primavera.
Mientras tanto, te limitarás a observar cómo cae la lluvia imprevista de Nochebuena sobre la ventana, preguntándote en qué momento todo cambió, y llegarás a la conclusión de que nunca ha parado de cambiar y que toda la poesía, aún es insuficiente, es lo único que nos queda para ponerle nombre a la ausencia.
José J. Guzmán
José J. Guzmán (Quetzaltenango, 1993). Licenciado en Comunicación Social. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación. Tiene un libro de poemas publicados: “La Escena Absoluta” (2012).
OpiniónNavidad
Nuestro presupuesto de ingresos y egresos 2026. Parte IV, final
Resumiendo este somero análisis al presupuesto de Ingresos y Egresos 2026 del Estado, los contribuyentes aportaremos 126 mil 800 millones 287 mil 853 quetzales —78% del total de presupuesto—, hay un saldo no ejecutado del año 2025 de 5 mil 417 millones 094 mil 804 quetzales, además se recuperarán otros ingresos de 51 millones 209 mil quetzales, entonces, nuestra disponibilidad será de 132 mil 268 millones 591 mil 657 quetzales, es decir, casi, el 80%; pero, lo que necesitan o lo que pidieron los tres organismos del Estado —legislativo, judicial y ejecutivo— son 63 mil 469 millones 328 mil 657 quetzales, estimado lector, podrá darse cuenta, nos hace falta 31 mil 200 millones 737 mil quetzales, ¿qué hacemos?, la Comisión de Finanzas Públicas y Moneda del congreso ya aprobó el dictamen y los diputados ya aprobaron el presupuesto, es decir, ya está cocinado. Tenemos que pedir prestado el 20% del presupuesto.
Estamos ante un círculo vicioso, la de nunca acabar. Leamos más despacio, el Estado necesita prestar, en 2026, 31 mil 200 millones 737 mil quetzales, sin embargo, en el presupuesto de egresos, el Estado está indicando que pagará 21 mil 368 millones 706 mil 634 quetzales para abonar a la deuda histórica —capital e intereses y comisiones—. Les explico más a detalle el pago a la deuda pública: Lo que realmente se pagará al capital serán 3 mil 383 millones 944 mil 700 quetzales, y el pago a intereses y comisiones será de 17 mil 984 millones 761 mil 934 quetzales; en otras palabras, de un quetzal, se pagarán 16 centavos a capital y 84 centavos a intereses y comisiones. ¿Señores diputados de la Comisión de Finanzas Públicas y Moneda, cómo es posible que, nuestro dinero se utilice para pagar más en intereses y comisiones que a amortizar al capital?
El dolor de cabeza no termina allí. Con bombos y platillos festejamos que, vamos a abonar a capital 3 mil 383 millones 944 mil 700 quetzales, pero, regresamos y entramos de nuevo al local del prestamista para pedirle 31 mil 200 millones 737 mil quetzales para darle sueldos, bonificaciones, combustible, viáticos, viajes, asesores a los funcionarios de los tres organismos del Estado, si no les damos esos gustitos, se enojan y no nos atienden bien. Estimado y honorable lector, ya se dio cuenta de que, nuestra deuda pública a finales del año 2026 aumentará 27 mil 816 millones 792 mil 300 quetzales. ¡Qué lamentable, qué manera de administrar —robar— nuestros impuestos!
Por eso insisto, lo reitero una y mil veces, usted y yo, debemos exigir el manejo y uso transparente, responsable y ético el dinero que reciben los CODEDES y COMUDES, porque, serán más de 10 millones más el saldo que no será ejecutado en 2025, lo que tendrán a la mano estas instituciones. Es inaudito, inaceptable y vergonzoso, en el presupuesto 2026, a los CODEDES y MUNICIPALIDADES les asignaron el 15% del presupuesto, mientras que, para pagar la deuda pública, —capital e intereses— se asignó el 20%.
La responsabilidad es compartida, lamentablemente hay poca ciudadanía y casi no la ejercemos, y cuando nos animamos a ejercerla, y, manifestamos nuestra indignación, el aparato perverso y corrupto del pacto de corruptos —MP, CSJ, CC— funcionan a la perfección y nos criminalizan, sin embargo, el futuro de nuestros hijos y nietos, está en nuestras manos y debemos defenderlo a cualquier precio.
Prefiero morir de pie que vivir de rodillas, no es una frase común, significa, vivir con dignidad, libertad y principios arraigados, enseñanzas de nuestros ancestros, en lugar de sobrevivir en sumisión, opresión, con la cabeza agachada ante la mirada del corrupto.
¡UNA NAVIDAD SIN PRESOS POLÍTICOS, LIBERTAD PARA LUIS, HÉCTOR, CHEPE, CAMPO Y CIENTOS DE EXILIADOS!
Arnoldo Soch Tzul
Contador Público y Auditor, asesor financiero y fiscal de pequeñas y microempresas, exalcalde comunitario, auditor social desde hace más de 25 años.
Empatía durante las celebraciones de fin de año
Los profesionales de la salud instamos a que, en estos casos, se evite emitir comentarios negativos.
Hoy, en Quetzaltenango, amanecimos con la triste noticia de una persona que se encontraba en el techo de la municipalidad, seguramente con intenciones de atentar contra su vida. Este hecho resulta sumamente preocupante; sin embargo, también lo es la falta de empatía que se percibió en los comentarios realizados por algunas personas en distintos espacios de las redes sociales.
Las fiestas de fin de año suelen asociarse con mensajes de felicidad, celebración, reuniones familiares, encuentros con amigos y vacaciones. No obstante, para muchas personas esta temporada despierta sentimientos de soledad, tristeza, angustia y una serie de emociones que se asocian con la depresión. Todos estos factores pueden provocar que quienes viven con estas sensaciones vean incrementados los pensamientos suicidas y, con ello, el riesgo de intentar atentar contra su vida.
Hablar de empatía en este contexto no es opcional. Es necesario comprender que estas personas requieren ayuda. Los casos de suicidio ocurren durante todo el año, pero lamentablemente aumentan en esta temporada a nivel mundial. La empatía, en este escenario, consiste en reconocer que no todas las personas viven las fiestas de la misma manera. La expectativa de que todo debe estar bien puede resultar abrumadora para quienes son emocionalmente vulnerables. Para las personas en riesgo, sentirse comprendidas y acompañadas puede ser un factor clave para evitar este tipo de situaciones.
Los profesionales de la salud instamos a que, en estos casos, se evite emitir comentarios negativos, ya que desconocemos si detrás de las redes sociales existen otras personas emocionalmente vulnerables que leen este tipo de mensajes, los cuales, por falta de empatía, pueden resultar dañinos.
Asimismo, recomendamos sonreír a las personas, abrazar a familiares, amigos y conocidos, ya que la depresión es silenciosa y resulta muy difícil detectar si quienes nos rodean están atravesando un conflicto tan serio como este. Acompañar sin intereses y practicar la empatía puede marcar la diferencia. Si usted está sufriendo depresión o conoce a alguien que presenta manifestaciones de esta condición, le exhortamos a buscar ayuda profesional para salir adelante y prevenir este tipo de eventos.
Crysta Nowell
Psicóloga Industrial / Organizacional, Magíster en Gestión del Talento Humano, asesora en procesos de recursos humanos, capacitadora y especialista en reclutamiento y selección de personal.
OpiniónEmpatía
Elija estar siempre alegre
“Alégrense siempre en el Señor; se los repito, alégrense” (Flp 4, 4). No hemos nacido para estar tristes, sino para vivir siempre alegres. Pero muchas veces las circunstancias adversas de la vida nos impiden exteriorizar esos sentimientos bonitos que llevamos dentro. Estoy casi seguro de que en este preciso momento hay en su mente y en su corazón muchísimas razones para estar mal, para lamentarse y no tener ganas de nada. Pero este es el momento en el que debemos ver hacia dentro de nosotros y descubrir que, en nuestro interior, hay un pozo, un manantial interno en donde está ese valor de la alegría que necesito en el presente para ponerme de pie y seguir caminando, aunque razones para estar mal haya muchas.
El tercer domingo de Adviento es llamado el domingo de “Gaudete”, de la alegría, porque marca un momento de regocijo en la preparación del nacimiento del Señor: “Esto dice el Señor: regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón” (Is 35, 1-6. 10).
Este tercer domingo de Adviento, nos advierte la cercanía del nacimiento de Jesús en Belén. De hecho, esta semana también tienen lugar las posaditas en diferentes lugares de la comunidad, lo cual también es un signo de que estamos cerca del nacimiento de Jesús en Belén.
El sacerdote, este día, se viste también de color rosado como un signo de gozo y alegría por la cercanía del nacimiento de Jesús. Como decía más arriba, independientemente de las adversidades de la vida, hay que hacer todo lo posible por encontrar esa alegría interna en lo más profundo de nuestros corazones, para que brote y nos irradie de su dulzura y de su paz.
¡Cuánta alegría le hace falta al mundo! Hace apenas unos días, iba entrando al municipio de Concepción Chiquirichapa; había cola de entrada y de salida. Pero un señor, que estaba saliendo hacia Los Duraznales, se estacionó como si estuviera en el patio de su casa, e hizo una cola enorme. Todo mundo pitándole, y nada. De pronto salió de un local de enfrente, se metió lentamente a su carro y, como le seguían pitando, se salió y comenzó a alegar. Se miraba muy mal. Yo dije dentro de mí: “Pobre señor, cuánta amargura no ha de tener en su corazón”. Y este es tan solo un ejemplo de los cientos de casos de gente amargada en el tráfico, en las oficinas y recepciones.
Por lo tanto, hoy es un buen tiempo para que reflexione sobre qué tan alegre o amargado es usted. Hay gente que se enoja sin motivos, y pasa a la par de uno, y como que no lo conocieran. La amargura es un virus que afecta a todos. Y el mejor antídoto para la amargura es la alegría cristiana.
Por muy grandes que sean nuestras limitaciones humanas, nuestras confusiones personales y nuestros desalientos, no desmayemos. Todo lo contrario: seamos fuertes y firmes. Encontremos el coraje que necesitamos para fortalecer nuestras rodillas y seguir caminando. Encontremos en el Señor la fuerza para salir adelante. Nunca es tarde para comenzar de nuevo a reconquistar la alegría cristiana. El mundo necesita de personas alegres. Y es que una persona alegre fastidia menos a los demás.
P. Orlando Pérez
Sacerdote católico, Licenciado en Teología, Licenciado en Psicología General, catedrático universitario, con una maestría en Docencia Superior Universitaria.
















